viernes, 16 de febrero de 2007

Inercia

-Cuéntame la lluvia.
-¿Qué dices?
-Nada.
-¿Qué te cuente la lluvia?, ¿y eso cómo se hace?
-No quiero que me cuentes la lluvia.
-¿Qué te cuente
cómo es la lluvia acaso?
-No.
-¿Qué quieres?
-Nada.
-No te creo. Siempre quieres algo.
-¿Y para qué voy a quererlo?
-Tú sabrás, es tu vida.
-…
-¿Por qué te quedas callada?
-…
-¡Di algo!
-¿Para qué?
-Para que no parezca que hablo sólo, ¡joder!
-Siempre hablas solo.
-¿Y tú qué?
-Eso mismo me pregunto
yo.
-Ya estás con tus tonterías otra vez…
-…
-…
-…
-Cielo, venga, no te pongas así.
-…
-Es que no te entiendo.
-Ya lo sé.
-Lo entiendes, ¿verdad?
-Sí.
-¡Esa es mi chica!
-…
-Así me gusta, que sonrías.
-Lo sé.
-Sabes que te quiero.
-Sí.
-¿Ves?, ya está arreglado.
-Claro…
-Vámonos de esta cafetería.
-¿Por qué?
-Me apetece.
-Y ¿a dónde?
-No sé, ¿dónde quieres ir?
-Aquí.
-¿Aquí?
-Sí.
-¿Con el sol que hace fuera?
-Incluso.
-No te entiendo.
-Eso ya lo has dicho…
-Pero no puede ser que no quieras salir.
-¿Por qué no?
-Pues porque no, no sé…
-Vete tú.
-No; quiero que vengas conmigo.
-¿Para qué?
-¿Cómo que
para qué?
-Sí, eso mismo.
-Pues para no irme solo…




No hay un para qué; el amor no entiende de utilidad. Hay un por qué, razones, pero no las conocemos, y si las conocemos no somos capaces de explicarlas; el lenguaje no alcanza ni a su superficie. No intentes entenderlo, aunque espero que puedas hacerlo algún día, sé que no lo lograrás. Me voy. Tampoco comprenderás el por qué de que me vaya, porque para ello primero deberías haber escuchado alguna de las cosas que te he dicho en estos años. Me voy para invitarte a que termines de sucumbir a ti mismo, a tu indiferencia, a tu no-vida. Quiero que te olvides de mí y de todas las complicaciones que yo te daba, que seas tú mismo, como siempre, pero a partir de ahora sin tener que plantearte nada más de lo que hay ya dado en ti, todo eso de lo que no conoces ni su origen, acerca de lo que ni siquiera sabes que hay un origen, causas y consecuencias… Hazlo, serás feliz, y en algunos momentos te envidiaré. Me voy sola. Ya he sabido durante mucho tiempo qué es vivir pegada a alguien, o con alguien pegado a mí. La soledad es algo que ansío tanto como una buena compañía; y lo segundo es imposible. La compenetración completa no existe, y estoy cansada de conformarme con trozos, aunque a veces piense que los trozos son la esencia, también sé que las esencias no existen.

No te diré que no me busques porque sé que no me vas a encontrar, de lo contrario no haría esto. Me parece increíble que después de tanto tiempo no tenga nada que decirte, nada que me vaya a escocer si no te digo… me acostumbré a ello en tus moldes, y afortunadamente he encontrado un punto de inflexión para salir de ellos. Cuéntame la lluvia, soñé a esas tres palabras… pero tú no sabías soñar con cuentos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola wapa, ahora que tienes mas tiempo ya podras colgar mas cosas... esta esta genial, pero como todo lo que escribes asi que... quiero mas, quiero mas,...

muchos besitos l+m

Anónimo dijo...

Ahí si que no tengo respuesta a veces el tira y afloja es encantador pero a veces mata lo mejor para mi creo que es que no me dura ninguno de los dos estados como para aburrirme y tirar la toalla como los boxeadores. Me encantó chatita como me molan tus cositas tan chica y tan grande. Madreeeeeee que sobrina tengo.