Me renuevo sin parar. Mientras me
consumo, voy dando calor a cada brizna de hierba, a cada animal, a
cada ser vivo sin excepción: acepto que a eso se le llame Amor.
Desaparezco y vuelvo cíclicamente. Asimismo, para entrar en mi
esplendor, espero de los seres humanos que puedan enterrar su pasado
y empezar una nueva vida. Los ayudaré a ello. Allá donde yo brille,
disuelvo la duda, entro en los rincones más oscuros del alma y los
inundo de mi luz. Impulsados por mi aliento, atravesaréis el río de
las pulsiones dementes y, purificados, llegaréis al lugar donde todo
crece sin esfuerzo.
Brillo con el corazón de la materia,
soy su esplendor secreto, no es nada sin mi. Pero, cuando se me
resiste, cuando no me percibe como su fuerza vital, es un cadáver.
No dejo de impregnarla con mis gotas de inmortalidad. Para vosotros,
hijos míos, engendro sin fin la alegría y la euforia vital. No
seáis impermeables a mi luz eterna. Ved cuán bajo es el muro que
os separa de mi. Lo he concebido para que todos podáis saltarlo, es
un juego de niños. Bajo mis rayos conoceréis el afecto vital,
desnudo, sincero. Soy la solución a todas las dificultades.
Soy el ojo puro y, al mismo tiempo, la
resonancia del primer grito. Lo que llamáis oscuridad sólo es el
olvido de mi luz, de mi amor siempre presente. Anuncio sin parar el
final de la noche. Todo lo que no es claro no soy yo. Soy la
renovación continua y regeneradora, la que espera toda la vida. Se
me llama Sol, pero no tengo nombre, soy el esplendor radiante de la
existencia.
Pero, ¿qué soy si nadie me refleja?
¿Cómo puedo ser iluminado si nadie me pone límites? ¿Qué es mi
inmortalidad sin el camino de la muerte? ¿Qué es mi eterno presente
sin la trampa del tiempo que pasa? ¿Qué son mis semillas de oro sin
surcos de tierra en los que hundirse? ¿Qué es mi alimento si nadie
lo devora? En verdad, mi amor es en gran parte mi necesidad del
otro...
Por eso me reproduzco sin cesar.
Multiplico mi energía en infinitos espejos, me vuelvo amante de mis
propios hijos. En su alma me busco a mi mismo. Todas las madres del
mundo, a las que he fecundado, no hacen sino engendrarme. El niño
Sol tiene todos los derechos, cedo esos derechos a la humanidad
consciente.