miércoles, 20 de diciembre de 2006

Nueve años. Qué rápido suena "nueve años", no es costoso de decir, no se traba la lengua, como cuando dices "esternocleidomastoideo" (o cómo quiera que se diga), es sencillo. Pero miro atrás, y lo trabado es la memoria, la sensación... ¡qué vértigo! Me resulta tremendamente paradójico que estos dedos no sepan qué decir al pensar en ello, quizá sean muchos "143" cogidos, o muchas horas, por no decir muchas cosas vividas (es tan típico que suena feo!), tantas que se hacen una madeja de lana imposible. Pero entonces, nítidamente, sólo encuentro el día de ayer, el de hoy... y noto que sigue siendo como aquel día que subí contigo a un autobús; y entonces me da por reír, y me doy cuenta de que te quiero más de lo que pensaba hace unos minutos. Vaya, ¿he usado ese verbo?

4 comentarios:

Quique dijo...

Parece que sí. El tiempo pasa, yo no lo consigo apilar en montones de más de un par de semanas.

Y además ahora el tiempo se comprime en las dos horas que tarda el avión en sacarme de mi vida y llevarme al recuerdo extrapolado al presente. No sé muy bien dónde empieza o acaba el tiempo.

Esther dijo...

Kike, algunos te dirían(-mos) que el tiempo no empieza ni acaba; nosotros somos los que acabamos, y empezamos en él. Pero sé lo que dices, mi tiempo también se comprime en las horas que tardo de ir del presente de hoy, al presente de ayer... Dónde coges ese avión? (sí, una forma sútil de preguntarte dónde vives ahora).

Anónimo dijo...

Hola guapa!!
Yo también te quiero muchísimo, aunque no recuerdes bien nuestros inicios, jejeje. Un buen tazón de chocolate con churros te hará recobrar la memoria, mmm...
Me ha hecho muchísima ilusión este escrito, nueve años de l+m jejeje y que sigan.
Gracias, muak

MAMEN

Quique dijo...

Lo cojo en el aeropuerto de Ginebra. Vivo en Ginebra. Por eso Valencia es un aglomerado de recuerdos inyectados en los minutos que dura el presente.