domingo, 9 de septiembre de 2007

La curiosidad

“La multitud es su dominio, como el aire es el del pájaro, como el agua del pez. Su pasión y su profesión es desposar a la multitud. Para el perfecto flaneur, para el observador apasionado, constituye un gozo inmenso elegir morada en el número, en lo ondulante, en el movimiento, en lo fugitivo y en lo infinito. Estar fuera de casa y sin embargo sentirse en ella en todas partes ; ver el mundo y permanecer oculto al mundo, tales son algunos de los menores placeres de estos espíritus independientes, apasionados, imparciales, que la lengua sólo puede definir torpemente. El observador es un príncipe que goza en todas partes de su incógnito. El aficionado de la vida hace del mundo su familia, como el aficionado del sexo bello compone su familia con todas las bellezas encontradas, encontrables e inencontrables; como el aficionado de cuadros vive en una sociedad encantada de sueños pintados en lienzo. Así el enamorado de la vida universal entra en la multitud como un inmenso depósito de electricidad. También se le puede comparar con un espejo tan inmenso como esa multitud; con un caleidoscopio dotado de conciencia, que, en cada uno de sus movimientos, representa la vida múltiple y la gracia inestable de todos los elementos de la vida. Es un yo insaciable del no- yo, que, a cada instante, lo refleja y lo expresa en imágenes más vivas que la vida misma, siempre inestable y fugitiva.” C. Baudelaire



4 comentarios:

María dijo...

Con tanto arte, tanto conocimiento y tanta naturaleza te estás volviendo tarumba... tiririrí... a mí Nietzsche no me afecta, ¡¡qué vaaaaaa!! ¡Viva Boudelaire! ¡Hurra por las feministas performistas! ¡A la cama!

Rodrigo dijo...

vida maldita...Rimbaud también es francés...lost forever! besos. ¿has ido a héroes?

Esther dijo...

No, no fui. ¿Tú si?

María dijo...

actualiza de una puta vez ya, perra